El gremio bancario está aún sufriendo un bajón, fruto de la derrota de la lucha por el último convenio de la banca oficial. El reflujo no obedece a que todo el mundo esté conforme, sino que existe un gran descontento pero al mismo tiempo confusión y desencanto.
Mientras tanto, el gobierno apura el proceso de precarización laboral y tercerizaciones. Un claro ejemplo es el impulso a las “corresponsalías”, inseparable de la famosa “bancarización”. Las corresponsalías implican el pasaje de tareas bancarias a las redes de pago y otros sectores, donde los trabajadores cobran sueldos muy inferiores a los bancarios. La bancarización está íntimamente asociada a la “desbancarización” de las fuentes de trabajo.
En el sector privado han existido luchas de compañeros de Pronto y otras empresas de crédito, ante la miseria salarial y la represión antisindical. Se trata de empresas que son propiedad de los bancos privados; por ejemplo, Pronto es propiedad del Grupo Scotiabank, uno de los principales beneficiados por la ley de bancarización. Lo notable es que cuando estos compañeros de los sectores más explotados se movilizan, la dirección del gremio es incapaz de movilizar a los compañeros de los bancos privados. Es decir, parar el Scotiabank en solidaridad con los trabajadores de Pronto, algo básico para impedir que la lucha se desgaste y el sindicato de base sufra un retroceso. En muchos casos, bastaría con un paro del banco para resolver un conflicto en su colateral.
El problema central de los bancarios es la dirección sindical sometida al gobierno y que transa con las patronales. El resultado es que en la banca privada es cada vez más bajo el porcentaje de afiliación a AEBU, mientras que en la banca oficial los dirigentes han entregado conquistas históricas (como la escala de corrimiento salarial automático) y los jóvenes están cada vez más alejados del sindicato.
En todo este contexto, se realizarán elecciones a fines de abril. Es hora de abrir un debate, para construir una dirección alternativa tanto en la banca oficial como en el sector privado. Es una tarea en primer lugar para las agrupaciones existentes que no están sometidas al gobierno, pero que debe convocar e involucrar al conjunto de los trabajadores. La dispersión en distintas listas favorece a la dirección oficialista; es necesario construir una gran corriente alternativa, por un sindicato independiente del gobierno de turno, y basado en la soberanía de las asambleas y las juntas de delegados.
Corresponsal
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