Acuerdo UE – MERCOSUR: urgencias y motivos

La reciente presencia de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyer para la firma de un acuerdo de comercio con los países fundadores del Mercosur: Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, no es un hecho meramente comercial de intercambio de productos, sino que responde a otras urgencias asociadas a la guerra en curso entre la Otan y Rusia, al control de regiones del planeta y a la necesidad de garantizarse el acceso al recursos naturales indispensables para llevar adelante la carrera armamentística (llamada industria de defensa) en un contexto de guerra mundial no declarada pero que avanza con destrucción y muertes, reclamando mayor compromiso a las naciones integrantes de la OTAN, muchas también miembros de la UE. Si bien no son lo mismo, en las publicaciones oficiales de la Comisión Europea de la UE, se fijaron como objetivos para 2024-2029 avanzar en defensa y seguridad, citando que el 71% de los ciudadanos europeos entiende necesario reformar la producción de equipos militares. Es muy llamativo y alarmante ver en los canales de noticias euopeos del tipo DW (alemán), France 24 (francés) o la BBC (británica) en los que aparecen informes sobre estos temas. Por ejemplo, uno sobre la práctica de tiro como asignaturas obligatorias en las escuelas primarias en Polonia (!)

“La piedra angular de esta labor será el refuerzo de la cooperación entre la UE y la OTAN” reza la declaración de objetivos mencionada más arriba.

¿Por qué este acuerdo ahora?

Más allá de las desigualdades comerciales entre los dos bloques que se consagran en este acuerdo colonial firmado el 6 de diciembre en Uruguay, y de las dificultades que deberá enfrentar en la interna de la Unión Europea para hacerse efectivo, esta jugada diplomática responde a intereses más inmediatos y generales, sobre todo luego del triunfo de Donald Trump y su próxima asunción en enero 2025.

El avance de la guerra comercial entre EEUU (Jefe de la OTAN) y China; por un lado, y el avance de las fuerzas militares de Israel y EEUU sobre Medio Oriente y Rusia respectivamente, donde los países europeos de la OTAN refuerzan sus fronteras y su industria de defensa con un aumento de la inversión que asciende 500.000 millones de dólares según datos de julio de 2024 manejados por la cumbre de la OTAN realizada en la capital de EEUU. Solo Finlandia (nuestro principal productor de pasta de celulosa) a multiplicado por diez la producción de municiones y explosivos. Junto con esto, vale agregar que la nitrocelulosa (producto explosivo derivado de la celulosa) se utiliza en la fabricación de explosivos y propulsión de cohetes.

Los países que actualmente integran la OTAN son 27, luego del ingreso de los históricamente neutales nórdicos como Suecia y Finlandia que se sumaron en 2023, promocionando la necesidad de fabricación y acopio de armamento, municiones e insumos y producción de bienes tecnológicos para la seguridad y defensa tanto para la guerra con Rusia como para apoyar a Israel en el genocidio en Gaza y su avance sobre los países vecinos como Siria, Líbano e Irán. Para integrarse a esta “comunidad”, se exige que los paises destinen no menos del 2% de su presupuesto a la industria de defensa connjunta lo que ha incluído en muchos de ellos la vuelta al reclutamiento, a formación de reservistas e incluso el servicio militar obligatorio.

En palabras de la presidenta Von der Leyer: “Este acuerdo no solo es una oportunidad económica, es una necesidad política”. Según indica France 24 en un análisis del acuerdo, “La UE está ansiosa por reducir su dependencia de China para minerales críticos, como el litio, un metal para baterías, para su transición ecológica, y ve al Mercosur como un socio confiable.

El acuerdo garantizará que no haya impuestos a la exportación de la mayoría de estos materiales. Brasil mantendrá algunos impuestos a las exportaciones de ciertos materiales, pero la UE se beneficiará de un límite máximo para ellos. Para Argentina, se eliminan todos los impuestos a la exportación de minerales… Desde una perspectiva geopolítica, el acuerdo es visto como un contrapeso frente al fortalecimiento de otros bloques comerciales, como el de China en América Latina.” (1)

Sobre este tema, por su parte, una publicación de U Chile profundiza lo siguiente: “A pesar de los 25 años de negociación, un nuevo elemento se suma a la urgencia europea: la búsqueda de la UE por asegurar el acceso a materias primas críticas para la transición energética, hecho que se ha mostrado clave en las “modernizaciones” de los tratados comerciales del bloque con países como Chile y México. La nueva versión del acuerdo con el Mercosur incluye un capítulo de Materias Primas que no estaba incluido en el mandato de 1999 ni tampoco en el cierre anterior de 2019. UE se garantiza el acceso a estas materias primas para la transición energética, el desarrollo armamentístico y los vehículos eléctricos. Brasil es uno de los proveedores clave de varios minerales como el niobio (82% proviene de Brasil), el tantalio y el manganeso. El nuevo texto del acuerdo incluye una cláusula específica sobre que UE debe seguir siendo el destino privilegiado de las exportaciones brasileñas, por encima de exportaciones a China o EEUU.”

Oportunidades y condicionamientos

Las principales objeciones que esgrimen los países que rechazan el acuerdo, en especial Francia, tienen que ver con la competencia en el plano de la agricultura, pero especialmente están cuestiones ambientales que están señaladas en el Acuerdo de París con respesto a la reducción de CO2 y la deforestación.

El tema deel Acuerdo de París de descarbonización merece varias notas aparte, por los distintos aspectos que es preciso desarrollar para explicar la imposibilidad de realización, en el tema que nos ocupa, basta decir que la mayor generación de GEI (gases de efecto invernadero) es la generada por la industria armamentística, desde la producción, el uso y detonaciones hasta el nivel de destrucción que resulta y la futura reconstrucción. Por esta razón, ni los gobiernos ni las industrias están obligadas a dar cuenta de estas cifras, lo que vuelve el plan para 2030 una absoluta mentira imposible de realizar e incluso de medir, ya que no existe obligación para los estados y las industrias relacionadas al área de defensa de informar sobre sys emisiones.

Si seguimos de forma medianamente periódica las publicaciones sobre resoluciones y acuerdos del MIEM, vemos que algunos países europeos, en especial los promotores del reciente acuerdo, vienen firmando memorandums de entendimiento y acuerdos de colaboración sobre diversos temas vinculados a las energías e infraestructura, particularmente las plantas de Hidrógeno Verde (HV) en las que Alemania y Finlandia tienen puesto su interés y presencia.

Desde 2021 se vienen dando impulso a proyectos de producción de Hidrógeno Verde para la exportación y ya se cuenta con 4 proyectos en distintas fases de instalación, uno de ellos aprobado recientemente en Fray Bentos, de menor porte que los otros, destinado a los camiones de Montes del Plata que estará operativo en 2026.

En 2023 se reactivaron las negociaciones entre los bloques en cuestión tras la invasión rusa a Ucrania en 2022 y el corte de suministro de gas que tuvo como consecuencia la necesidad de superar la deendencia con este insumo tan importante para el funcionamiento de su industria y sociedad.

Varios Memorandums de entendimiento pueden ser visualizados en las páginas del MIEM pero también en la del MREE, entre ellos una declaración conjunta con la Comisión Europea sobre Hoja de Ruta de HV de setiembre 2024, sobre Energías renovables y eficiencia energética en julio de 2023. Con Alemania en mayo de 2023, sobre investigación e innovación, acuerdo energético, descarbonización, etc. También con el Puerto de Róterdam sobre acceso a Europa de energías y combustibles de origen renobable según normas europeas.

Los proyectos del a hoja de ruta de HV en Uruguay, en el marco de H2LAC (Hidrógeno Latinoamérica y el Caribe), promocionados por GIZ (Alemania) tienen que ver con la producción sw combustible generada con HV para camiones de carga vinculados a las pasteras (Durazno y Río Negro) en menor medida, y de e-methanol (gasolina sintética) con fines de exportación (Paysandú y Tacuarembó). De estos proyectos participan empresas energéticas internaciones, como así también la Porsche (!) y Air Liquid (Francia).

El reciente acuerdo Mercosur-UE debe ser analizado como un episodio más en el escenario de la guerra mundial en curso, cuyo principales centros están en Palestina ocupada y la expansión de guerra hacia todo Medio Oriente, además de la guerra entre Rusia y la OTAN en Ucrania o los focos que se desarrollan en África, fundamentalmente por el control de la economía mundial. Este acuerdo es una clara muestra de que la lucha mortal por asegurarse los mercados, los comodities, los insumos esta en las principales preocupaciones de las grandes potencias en un contexto de inestabilidad creciente, donde las disputas comerciales derivan en mayores y cada vez mas violentos choques y crisis poíticas, de los cuales ningún país podrá mantener distancia, y mucho menos lograr un desarrollo independiente.

Es preciso centrar el rechazo y la denuncia de este hecho polítiico y las cosecuencias para Uruguay en una visión global de la crisis del capital actual, sus manifestaciones más notorias y los posibles desenlaces que afectarán inevitablemente a todos y cada uno de los seres humanos que habitamos este planeta.

No es posible analizar por separado cada acontecimiento como partes independientes, como una operación simple de suma matemática sino como parte de un todo más complejo interrelacionado.

No hay margen para el desarrollo natural de economías o sociedades locales, sean países periféricos o centrales en las condiciones actuales de crisis de un régimen en absoluta decadencia y descomposición.

La contrucción de una alternativa revolucionaria que se plantee la lucha por el socialismo y un gobierno de trabajadores esta a la orden del día y es de vital importancia.