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A 200 años del nacimiento de Karl Marx

Presentación curso “Introducción sistemática a la Obra de Marx”

**Ver la charla introductoria al curso aquí 

El curso que presentamos se divide en tres grandes módulos, dedicados al estudio de las obras centrales de Marx. Aborda de forma introductoria el pensamiento de Karl Marx, a partir de la lectura sistemática de sus textos. En el primero se trabaja en torno a la crítica a la filosofía alemana y la introducción al método dialéctico; en el segundo los textos referidos a la intervención política en la lucha de clases; finalmente se propone una lectura introductoria a El Capital.

Es importante señalar que se trata de una iniciativa única en la izquierda uruguaya y el movimiento obrero. La izquierda que se dice tributaria de Marx no estudia seriamente a Marx, los partidos no tienen en general escuelas de formación marxista, en los sindicatos la formación política es tremendamente escasa y, por lo general, instrumental. Esta situación lleva unas cuantas décadas, cuyas causas podremos ir debatiendo en el transcurso de esta presentación. Tenemos, por lo tanto, una gran ausencia de formación política marxista profunda, teórica y práctica, lo que se expresa en la calidad y nivel de debate que tenemos en la izquierda y los sindicatos.

La academia, por su parte, reniega de Marx. Cuando se lo estudia se hace de manera fragmentaria: tenemos a un marx filósofo, un marx economista, un marx sociólogo, etc. Un Marx cortado en pedacitos. En la mayoría de los casos resuena la acusación de que se trata de un autor del siglo XIX que puede estudiarse como texto histórico, pero que nada nos puede decir para entender los problemas y la realidad del siglo XXI; pero también se escucha otras acusaciones de que Marx y el marxismo es dogmático. Una acusación falsa en varios sentidos: en primer lugar, se asimila marxismo a lo producido por el stanilismo que es, en realidad, una negación del marxismo; en segundo lugar, el marxismo es un conocimiento abierto, no busca una verdad absoluta, que no existe, sino consiste en la búsqueda de alcanzar mayor profundidad en el conocimiento de la sociedad en que vivimos, sabiendo que luego será corregido por algo más profundo, más decisivo, etc. Existe también cierto marxismo académico que, al decir de Anderson, separó la teoría de la práctica como lo fue buena parte de los referentes marxistas de la posguerra (la escuela de Frankfurt, Sartre, Lefebvre, Lukács, entre otros).

Hay una frase que señala “Marx está definitivamente muerto para la humanidad” ¿Habrá sido dicha en 1989 o 1991? No lo dijo el filósofo Benedetto Croce en…1907. No fue una profecía muy lograda, como los bolcheviques rusos iban a demostrarlo diez años más tarde. Han intentado matar a Marx muchas veces y ha vuelto a renacer ¿Por qué?

Ahora nos podemos preguntar ¿Por qué leer a Marx en el siglo XXI?

La gran crisis mundial de 2007-2008 reclama a Marx de nuevo su lugar. La ciencia oficial podía, a lo sumo, describir los ciclos de la economía capitalista, de ningún modo poner de manifiesto su decadencia histórica y su tendencia al derrumbe. Los propagandistas del capitalismo han hecho sus mejores esfuerzos por enterrar a Marx junto con el derrumbe del llamado “socialismo real” (stalinismo), en especial con aquel famoso “fin de la historia” de Francis Fukuyama. La tesis entró en descrédito a toda velocidad cuando quedó en claro que había confundido el comienzo de “la era de la libertad” con una escalada de guerras y masacres de un alcance desconocido desde el fin de la Segunda Guerra. La refutación del ‘socialismo real’ sólo se puede leer a través de Carlos Marx, quien ya desde El Manifiesto del Partido Comunista señaló que en la época del mercado y la economía mundial, el socialismo no podía triunfar en solo país.

Es decir, en Marx encontramos los fundamentos para comprender el movimiento de la sociedad contemporánea. Ése es su objeto del cual emerge una teoría de la sociedad capitalista, teoría entendida como la reproducción en el pensamiento del movimiento contradictorio real de esa sociedad. La virtud de Marx no es haber consolidado un pensamiento totalmente original, sino en haber logrado la síntesis de lo mejor del pensamiento de su época sobre la sociedad y el hombre. Como cualquier ciencia, el marxismo integra las corrientes preexistentes y, al integrarlas, crítica sus limitaciones: por lo tanto, reelabora algo novedoso en términos de una síntesis original. Newton, Einsten, Hawking son ejemplos análagos en la física de esto mismo.

Las tres vertientes (¿o cuatro?)

Suele señalarse que el marxismo integra las grandes corrientes de pensamiento de su época, que se resumen en tres vertientes básicas. Una es la vertiente hegeliana, la vertiente de la filosofía alemana, que tiene en Hegel su máxima expresión y cuyo componente fundamental es la idea de que el proceso del universo y el proceso del hombre están en constante mutación, en movimiento y transformación, que no pueden ser analizados con los elementos propios de un análisis estático, de la lógica formal, aristotélica. Porque esa lógica lleva a pensar en compartimientos estancos. La filosofía alemana dice que: todo cambia, heredando aquel planteo del famoso griego, Heráclito, que dijo que no nos bañamos dos veces en el mismo río. Hegel dice “Todo lo que existe merece perecer”. Perece, por las leyes de su propio desarrollo, A se transforma en no-A, una semilla se niega como tal y da como resultado la planta, y luego la flor. La transformación del ser, su movimiento se encuentra motorizado por contradicciones, que conduce a la negación de lo que es, sobre la base del desarrollo de eso mismo que es. Junto con esta categoría de ser como movimiento contradictorio, la idea de realidad como totalidad relacional o integrada se incorpora como parte de la construcción teórica de Marx. Tendremos oportunidad de retomar el problema de la dialéctica y la filosofía alemana en el desarrollo del primer módulo del curso.

La segunda gran vertiente es la economía política inglesa, que tiene el valor clave de haber descubierto el enorme papel que cumple el trabajo en la producción de las riquezas humanas. El pensamiento humano tuvo que evolucionar para concebir la riqueza como resultado de la propia actividad humana. Adam Smith, David Ricardo fundaron la economía política, dando al trabajo un lugar central. Pero sostenían que esta organización social capitalista sería la última, la forma definitiva de la sociedad humana conforme a la naturaleza supuesta eterna y universal. Como veremos, Marx elabora la crítica a esta economía política y le da un lugar específico al trabajo, como trabajo alienado.

La última gran vertiente que se integra al marxismo es el llamado socialismo (utópico) francés, o pensamiento social francés. Los que pensaron la sociedad en términos de cambio práctico – Revolución Francesa de por medio. En Francia florece el “socialismo utópico” (Fourier, Owen, etc.). Ellos imaginaban una sociedad mejorada respecto de la que había parido la sociedad burguesa moderna, pero a partir de sus propios pensamientos., a partir de sus propias ensoñaciones, de sus propia creatividad, no a partir del estudio de las leyes de desarrollo de la sociedad en la cual estaban instalados. El pasaje del socialismo utópico al socialismo científico es la tentantiva de entender la posibilidad de transformación de esta sociedad a partir de las leyes del desarrollo de esta misma sociedad y en eso consiste el papel revolucionario del capitalismo: el crear la base para su propia extinción y alumbrar la posibilidad de un orden social superior.

Hay quienes señalan una cuarta vertiente en Marx, dada por el papel de la cultura literaria europea (poesía, teatro) que se manifiesta en la forma particular de expresar ideas complejas tomando citas de novelas de Sheakspeare, Goethe, Tomás Moro, Heine, etc., configurando un estilo literario que da una idea de la capacidad de diseñar artísticamente sus frases y dotar a sus ideas de una infinita plasticidad, a fin de hacerlas más accesibles y también derrotar en la práctica esa especie de fetichismo verbal que hace del lenguaje científico una jerga abstrusa, muerta, incapaz de ejercer una acción directa sobre el gran público.

Recorrido biográfico

Como se sabe Marx nace en 1818 en Tréveris. En 1835, Marx estudia derecho en Bonn y luego filosofía en Berlín. Allí toma contacto con círculos intelectuales hegelianos, como los hermanos Bauer. En esa época Alemania no había experimentado las transformaciones propias de las revolución burguesa, no había unificado su Estado nacional. Estaba atomizada en gobiernos locales, burocracias feudales sometidas a la nobleza terrateniente. Este atraso era notable cuando se comparaba con el nuevo orden social que se consolidaba en Francia, Inglaterra, Bélgica y Estados Unidos y contrastaba con el amplio desarrollo de su filosofía clásica, que había llegado a su cenit con Hegel (1770-1831).

En las dos décadas que siguieron a la muerte de Hegel, sus seguidores se disputaban su legado: estaban aquellos que extraían de sus ideas conclusiones conservadoras, la llamada “derecha hegeliana” y, de otro lado, los que retenían el método dialéctico de su obra, la “izquierda hegeliana” o “jovenes hegelianos”. En el marco de esa polémica, Marx obtiene su título de Doctor en Filosofía (ciudado que “doctor” en esa época no es lo mismo que en la actualidad) con una disertación sobre las filosofías de la naturaleza en Demócrito y Epicuro.

El proyecto de Marx era ingresar a la Universidad como docente, pero con el ascenso de Guillermo IV al trono prusiano (1840) se afirma una ola reaccionaria que expulsa a los jóvenes hegelianos. Marx comienza a dedicarse entonces a la actividad periodística en la Gazeta Renana, del que se vuelve su director. El periódico acentúa una orientación crítica y se desatan presiones sobre los propietarios del periódico que tienden a capitular y Marx renuncia.

La experiencia periodística fue breve, pero significativa. Por un lado fue obligado a enfrentar la realidad inmediata de la vida política y social y constató que su formación era insuficiente para dar cuenta de los conflictos que movían a la sociedad, lo que hizo estimular sus estudios históricos y políticos. También constató las vacilaciones y cobardía de los liberales burgueses. Lo esencial de esta experiencia es el descubrimiento de la política como una dimensión necesaria de la vida social en una sociedad saturada de conflictos. Esto no canceló la relevancia de la reflexión filosófica, más mostró sus límites cuando esta reflexión esta divorciada de una perspectiva de acción práctica.

En 1843 se propone una revisión del pensamiento de Hegel y la creación de un periódico que vincule filosofía e intervención política, los Anales Franco-Alemanes. El eje de la atención estaba puesto en la relación que Hegel establecía entre Estado y sociedad civil y examina a fondo la Filosofía del derecho de Hegel en un manuscrito conocido como Crítica a la filosofía del derecho de Hegel (inédito hasta 1927), que tiene la influencia directa de Feuerbach. El periódico sólo conoce un número, al cual llega un texto de un tal Frederich Engels que se llamaba “Esbozo de una crítica de economía política”, que va a impresionar de forma decisiva a Marx, como veremos más adelante.

En ese número sale un texto de Marx que señala su pasaje a una comprensión materialista y su tránsito del radicalismo a una perspectiva revolucionaria: La cuestión judía. Allí centra su atención en el Estado, para decirlo brevemente: El Estado puede asegurar la emancipación política (igualdad de derechos) pero no puede garantizar la emancipación humana, que implica el fin de la alienación (el poder de la propiedad privada y el dinero) y garante de la libertad real y concreta. En este texto no tematiza las condiciones que pueden conducir a la emancipación humana, lo que hará en el segundo texto que publica este periódico: Crítica a la filosofía del derecho de Hegel. Introducción. Para superar el atraso y la “miseria alemana” son necesarias intervenciones teóricas y prácticas, no bastan las armas de la crítica, es necesaria la crítica de las armas: vincular teoría y práctica. La emancipación depende de un sujeto histórico que Marx identifica por primera vez: el proletariado y su tarea histórica, la revolución.

En 1844, Marx hace una opción revolucionaria. Toma contacto con los obreros franceses, con los pensadores socialistas (Proudhon), con los inmigrantes alemanes. La relación con los trabajadores dará sentido a su vida e investigación; hace una opción de clase.

Percibe que la comprensión del Estado que proponía en los manuscritos anteriores, suponía la comprensión de la “anatomía de la sociedad civil”, donde no bastan consideraciones filosóficas. Comienza sus estudios de Economía Política (Smith, Ricardo, Say, Sismondi, etc). Uno de los resultados de ese primer encuentro son los Manuscritos económico-filosoficos de 1844 (inédito hasta 1932), donde desarrolla su reflexión colocando al trabajo como objetivación primaria a partir del cual el hombre se autoconstituye y fuente, en esta sociedad, de alienación con su raíz en la propiedad privada. Marx muestra como el trabajo asalariado aliena al trabajador de sí mismo, de otros hombres y de la naturaleza y también al propio capitalista. Para superar la alienación es preciso suprimir la propiedad privada. Éste sera el proyecto de su vida: la emancipación humana, superar la alienación es el hilo de Ariadna que recorre su obra.

A partir de aquí desarrolla una ruptura con los jóvenes hegelianos, convertidos cada vez más en un abierto antipoliticismo y especulación filosófica idealista. La crítica a Bruno Bauer la realiza en La sagrada familia o Crítica de la crítica. Marx consolida su postura materialista y continua en la crítica de la Economía Política y en el señalamiento del protagonismo histórico de la clase obrera.

Como sucede con la vida de muchos revolucionarios, en 1845 Marx es expulsado de París y recala en Bruselas, donde continua su polémicas con los socialistas contemporáneos y estudia febrilmente. Producto de ello va a escribir dos documentos fundamentales para la arquitectura de su obra: Tesis sobre Feuerbach y la Ideología alemana (inédita hasta 1932); se trata de un nuevo nivel en el desarrollo teórico que refinará a lo largo de los diez años siguientes.

Entre 1846 y 1847 polemiza con uno de los líderes obreros más importantes de la época: Proudhon en Miseria de la filosofía. Aquí avanza en su primer análisis sistemático del modo de producción capitalista: historizando categorías económicas, una visión del conjunto de la génesis, del desarrollo y de las contradicciones de ese modo de producción. En Bruselas, Marx y Engels profundizan sus lazos con el movimiento obrero y socialista. En 1846, toman la iniciativa de crear los “comité de correspondencia comunista”, en 1847 fundan la Sociedad Obrera Alemana con obreros emigrados a quienes Marx hace una serie de conferencias (publicado luego con el título Trabajo Asalariado y capital). Entran en contacto con llamada Liga de los Justos, que con la entrada de Marx y Engels en un primer congreso se transforma en la Liga de los Comunistas donde se decide un segundo congreso que votará una propuesta programática, en la cual Marx y Engels son encargados de escribir: El Manifiesto del Partido Comunista tiene una primer tirada de 1000 ejemplares dirigidos a intervenir en la lucha política abierta y en la revolución de 1848 que estalló luego de su publicación.

Durante 1848 la revolución explota en París y se esparce en todo el continente, experimenta auges y reflujos durante 18 meses y concluye con la derrota de las fuerzas más progresistas. 1848 adquirió un significado universal: agotada su vocación revolucionaria, la burguesía se retrae y forma alianza con las clases conservadoras frente a la emergencia histórica del proletariado como sujeto político. En Francia culmina con la victoria de Luis Napoleon. La Liga interviene con un periódico dirigido por Marx y Engles, La nueva Gazeta Renana, analizando cada fase de la revolución, que luego se publicará con el título Lucha de clases en Francia (1848-1850). En 1850, realizan un balance de la revolución en un documento histórico y decisivo: Mensaje de la Dirección Central a la Liga, aquí extraen las lecciones fundamentales, señalando que la clase obrera debía intervenir en la revolución burguesa desde una posición de independencia política y con un partido político propio. De esta evaluación emerge su teoría de la Revolución Permanente – el pasaje de la revolución burguesa a la proletaria. En 1852, Marx escribe el 18 Brumario de Luis Bonaparte un análisis de coyuntura, parte del análisis de la estructura de clases, la correlación de fuerzas, el significado del golpe y analiza la naturaleza del Estado burgués y el fenómeno del bonapartismo.

Durante la década de 1850 concentra sus energías en el estudio de la Economía Política hasta que en 1867 publica el primer tomo de El Capital. Crítica de la Economía Política, (los tomos siguientes estarán a cargo de Engels luego de la muerte de Marx). A partir de la década de los ‘30 del siglo XX, se publicaron un conjunto de manuscritos, el más conocido: Elementos fundamentales para la crítica de la economía política 1857-1858 o Grundisse (cuya introducción sobre el método es fundamental), que Rodolsky caracterizó como la génesis de la estructura del Capital. Con El Capital, Marx establece los fundamentos del movimiento de la sociedad moderna su génesis, su desarrollo contradictorio y su tendencia a la crisis y el colapso.

El colapso capitalista no es sólo la tendencia del desarrollo de la sociedad moderna, sino el fundamento de la acción revolucionaria. En 1857 estalla una gran crisis, y Marx prevé nuevas condiciones para la organización del movimiento obrero recuperado de las derrotas del 1848-49, una coyuntura favorable para nuevas luchas. Se confirmó esta previsión cuando 1864 se crea la Asociación Internacional de los Trabajadores, donde Marx es electo para el Consejo General y escribe el Mensaje inaugural de la Asociación Internacional de los Trabajadores. En este proceso, aportó en forma decisiva al programa y a la organización de la I° Internacional, que reunió a las principales organizaciones obreras de Inglaterra y Francia, principalmente, y que apoyó la conquista del poder político de la clase obrera en la Comuna de París. Como balance de esta experiencia histórica, que opera como una escuela política para las generaciones posteriores, Marx vuelve sobre su conclusión acerca de la necesidad de un fuerte partido de la clase obrera. Pero la Comuna es, por sobre todo, una gigantesca enseñanza para el propio Marx, que ve cómo la clase obrera organiza su propio poder, no en el campo de las especulaciones, sino de la práctica: la lucha por la dictadura del proletariado o gobierno de trabajadores pasa a formar parte de las grandes conclusiones de Marx luego de la Comuna. Entre Julio de 1870 y Mayo de 1871, se realizan tres manifiestos o Mensajes que serán publicados como La guerra civil en Francia.

En el último tramo de su vida, con la gran conclusión de la Comuna de París, Marx acompaño la fundación del Partido Obrero Socialdemócrata Alemán en 1875 que se fundó en base a la unificación de dos corrientes. Marx defendía la unidad de corrientes socialistas y revolucionarias, asentada en principios claros y en un programa definido. Sin embargo, el congreso realizado en Gotha consagró un programa conciliador el cual Marx criticó en su conocido Crítica al programa de Gotha, posiblemente el último texto teórico-político relevante de Marx.

Vigencia

Partido Obrero, Internacional obrera y socialista, gobierno de trabajadores: ¿alguna de estas tareas ha perdido actualidad? Las derrotas que Marx señalaba como necesarias para una maduración definitiva, la clase obrera las ha sufrido en gran escala, incluidos la desnaturalización social-demócrata y la degeneración staliniana, luego de todas sus tentativas extraordinarias de proceder a la revolución social. Es el balance histórico que deben hacer los obreros y las organizaciones obreras políticamente más avanzadas para reemprender un camino que es más necesario que nunca, y que no será una repetición del pasado. Está a la vista la enorme descomposición capitalista – pobreza, super-explotación, guerras, masacres, crisis incesante de los regímenes políticos en presencia, colapsos económicos y una tendencia hacia el autoritarismo político y el fascismo.

La lectura y discusión de los textos de Marx son una valiosa arma teórica y política para los luchadores obreros, estudiantiles o del movimiento de la mujer que pueden leerlo a la luz de los desafíos políticos presentes.

*El curso continua el próximo sábado 29/09 a las 17hs (San Martín Agraciada-Local del PT)

Nicolas Marrero

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