El 8M debe continuar: Mujeres si no nos organizamos nos matan

Una vez más el 8 de Marzo, el día de la mujer trabajadora, las mujeres tomamos las calles del mundo y paralizamos nuestras actividades para manifestarnos contra la violencia y la opresión que este régimen social descarga sobre nuestros cuerpos. La masividad del movimiento, a pesar de ser social y políticamente heterogéneo, expresa una perspectiva de rebelión, pues manifiesta la ruptura de miles y miles con el orden de cosas establecido, con las condiciones de vida actuales, y fundamentalmente es un grito que dice basta, hasta acá llegamos, es necesario terminar con la opresión, con la violencia, el maltrato y los femicidios, es necesario erradicar el machismo y la discriminación, y es necesario la emancipación económica, del cuidado de los hijos y de las tareas del hogar, para lo cual es necesario poner fin a la explotación.

La irrupción del movimiento de mujeres tiene lugar porque hemos llegado a la conclusión de que si no nos organizamos nos matan, por que el capitalismo en su etapa de senilidad, está hundiendo a la humanidad en la barbarie, y en la descomposición social, y las mujeres somos el eslabón más débil y sobre el cual se descarga con mayor brutalidad la crisis y la opresión capitalista. En este sentido, es un movimiento progresivo, que cuestiona al propio régimen, y que irrumpe por fuera de las organizaciones tradicionales, y por tanto aparece – por el momento- cuestionando la regimentación y como un factor de movilización y acción; esto fue lo que sucedió en el debate y cuestionamiento de la medida de paro parcial que adoptó la dirección oficialista del PIT-CNT, quién se negó a apoyar el paro general de 24 horas convocado por el Paro Internacional de Mujeres (PIM) con un paro total de la clase obrera que paralizara al país por las reivindicaciones de las trabajadoras, fomentando con su política la absurda división por sexos de la huelga, llamando a los trabajadores a no parar, es decir a carnerear en un día de lucha para la clase trabajadora. He aquí una divergencia fundamental con el feminismo que fomenta la conciliación de clases, y establece la división en el seno de los explotados. Aceptan que marchen las candidatas del ajuste, las explotadoras, las responsables del trabajo precario, de las privatizaciones, del salario mínimo de miseria; las representantes derechistas y del clero como Verónica Alonso, la ministra que utilizó los decretos de esencialidad contra docentes y maestras, que privatiza y ahoga presupuestalmente a la educación pública, la que vetó la ley de salud sexual y reproductiva como María Julia Muñoz, o la candidata a presidente Carolina Cosse que es parte de un gobierno que vació de presupuesto la ley de violencia de género, que es responsable de la situación que viven miles de mujeres que no tienen empleo, y que ya anuncia que atacará la previsión social de los trabajadores y trabajadoras.

Tanto el FA como la derecha pretenden cooptar y regimentar al movimiento de mujeres para neutralizar su potencial de lucha. El Frente Amplio pretende presentarse en esta campaña electoral como la única vía de defensa frente al avance del oscurantismo clerical y reaccionario que expresa la derecha, sin embargo no debemos engañarnos, son los principales responsables de la pauperización y violencia que sufrimos las mujeres, además es necesario tener claro que al avance reaccionario no lo frenará el ‘progresismo’, como bien lo vimos en el caso de Brasil – donde el PT y la CUT – no jugaron ningún papel de resistencia, por el contrario fue el movimiento de mujeres de forma independiente quien tomó las calles del país bajo la consigna “elenao” en una lucha abierta contra la candidatura de Bolsonaro.

Las mujeres pobres, las miles de trabajadoras que nos hemos organizado en nuestros barrios, en los lugares de estudio y de trabajo, nada tenemos que ver con estas mujeres y sus partidos, que son responsables de nuestra opresión y de los problemas que sufrimos. El movimiento de mujeres debe desarrollar una perspectiva de independencia política respecto al Estado y las patronales, debe establecer una línea divisoria de clase, y por lo tanto avanzar en un planteo que al mismo tiempo que establezca una lucha feroz por reeducar a los trabajadores en el respeto y en la no violencia y machismo, desenvuelva un gran movimiento de lucha contra el Estado y las patronales, para defender nuestras condiciones de vida, por un salario mínimo igual a la canasta familiar, por casas refugio gestionadas por las mujeres y los sindicatos y financiadas por las patronales y el Estado, por guarderías gratuitas y salas de lactancia en los lugares de estudio y de trabajo, por aumento de las licencias de maternidad y paternidad, para terminar con la industria que explota nuestros cuerpos con la prostitución y la trata debemos entre otras cosas atacar el secreto bancario, a partir del cual las mafias lavan el dinero.

Como conclusión debemos reflexionar sobre ¿porqué las reivindicaciones de emancipación de las mujeres se vuelven tan difíciles de otorgar para los gobiernos?¿porqué la legalización del aborto es rechazada en diversos países del mundo, por ejemplo?, y es que la naturaleza de la opresión de la mujer es estructural en el régimen social capitalista, está intrínsecamente ligado a las instituciones que lucran, controlan y someten a la mujer, como la iglesia, el Estado, los capitalistas y sus partidos. La lucha por la emancipación de la mujer debe ir dirigida contra quienes son los verdaderos responsables de nuestra situación, debe ir dirigida contra la clase social que vive del trabajo ajeno, que superexplota y condena a las grandes mayorías a la barbarie, por eso esta batalla que estamos dando debe servir para organizar a la mujer en una perspectiva socialista, para lo cual es fundamental poner en pie una alternativa política, de toda la clase obrera, donde las trabajadoras seamos también protagonistas.

*Publicado en Semanario Voces el 14/03/2019

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Author: Lucía Siola