Montevideo 28 de octubre 2018
El ascenso de Bolsonaro, en el cuadro de una ofensiva del capital y el imperialismo contra el pueblo trabajador y sus conquistas, coloca a la clase obrera latinoamericana frente al desafío de enfrentar este ataque estratégico, que tiene su expresión más extrema en la ofensiva militar y las tendencias al fascismo como régimen de guerra de clases.
En nuestro país también se expresa esta ofensiva de las fuerzas capitalistas para destruír el salario y el empleo, desmantelar el Estado, privatizar y reducir los gastos sociales, implementar una reforma laboral que flexibilice y disuelva el rol de los sindicatos, en función de la defensa de sus ganancias y mantener el pago al capital financiero. El ataque a los Consejos de Salario es parte de este proceso. Los capitalistas se están preparando para un gobierno de ataque a fondo contra el pueblo trabajador, y le imponen esta agenda a los diferentes candidatos.
Asimismo, el ascenso de Bolsonaro y los mandos militares en Brasil envalentonaron a sectores del ejército uruguayo, que pretenden posicionarse como árbitros de la crisis política y social. Los ensayos de insubordinación castrense de los últimos meses y las declaraciones del Circulo Militar de que “hay condiciones para que los militares vuelvan al poder”, son señales de esta tendencia. Esta tendencia esta siendo fortalecida por el gobierno y los partidos que impulsan medidas de militarización, que colocan al Ejército como elemento de “seguridad nacional”: tanto la campaña de Larrañaga para militarizar a la policía, como la aprobación unánime de la custodia militar de las fronteras van en esta dirección y fortalecen la eventualidad de una salida derechista con protagonismo militar.
Los trabajadores, el movimiento de mujeres y la juventud debemos dar una respuesta unificada e independiente contra esta ofensiva. Para enfrentar este ascenso derechista es preciso desarrollar el frente único de clase y la movilización popular, no podemos ir detrás de un ‘frente democrático’ con los de los partidos que capitulan frente a las tendencias golpistas y facilitan su emergencia aprobando el desfinanciamiento presupuestal para pagar la deuda y subsidiar al capital, avanzando en la privatización del agua y las empresas públicas, entrega nacional como UPM 2 facilitando los cierres y despidos o fortaleciendo económica y politicamente a los aparatos represivos.
El Partido de los Trabajadores realiza un llamamiento a la izquierda y a los luchadores a generar las instancias de debate y coordinación para dar una respuesta política independiente, que debe tener su expresión en un acción unificada en las calles, así como en las elecciones nacionales, para transformarlas en un terreno fundamental de la batalla política por una salida política y económica de los trabajadores y los explotados, por un polo obrero y socialista, por un gobierno de los trabajadores.