Una terca y perseverante campaña de los militantes de base de los sindicatos, la juventud y las organizaciones sociales, venciendo presiones, mentiras y sabotajes, alcanzó una hazaña. En octubre se votará el plebiscito contra la estafa jubilatoria del FMI, por restablecer la edad de retiro en 60 años, por el aumento de las jubilaciones más bajas al nivel del Salario Mínimo Nacional, y por la eliminación del curro de las AFAP.
Para nadie es un secreto que el lanzamiento de esta campaña debió vencer muchos obstáculos, en primer lugar dentro del propio PIT-CNT y sobre todo frente a la presión política desde la dirigencia del Frente Amplio, que no sólo le negó apoyo a la recolección de firmas sino que incluso prohibió a los comités de base participar de la campaña.
El plebiscito de la seguridad social es así el único que salió de abajo, por iniciativa popular, de los que estará presente en los cuartos de votación en octubre. Establece una divisoria de agua en términos de clase, ya que expresa un programa elemental de la clase obrera contra el régimen capitalista y los partidos que lo defienden. La polarización electoral planteada entre la coalición de derecha y el Frente Amplio no expresa esta polarización de las clases, que sí expresa políticamente el plebiscito.
Una conocida canción de carnaval (“Vamos a la plaza”) plantea que es necesario “juntar a toda la izquierda”, refiriéndose en esos términos en primer lugar al Frente Amplio. Sin embargo, el plebiscito revela que la “división de la izquierda” no es casual, obedece a intereses de clases antagónicas. Una parte de esa “izquierda” apoya a los banqueros (propietarios de las AFAP) y defiende la rebaja de los aportes patronales (que aprobó el FA en 2008, llevando esos aportes del 12% al 7,5%), impulsa el aumento de la edad de retiro (Astori y Mujica fueron los primeros en plantearlo en 2019), y se niega a luchar por un aumento de las jubilaciones más bajas. Otra parte de la “izquierda” militó sin descanso la juntada de firmas y hará campaña a favor del plebiscito del pueblo, defendiendo los intereses de la clase obrera y los explotados. Todos los que militamos esta campaña deberíamos estar en un mismo “Frente de Trabajadores”, rompiendo políticamente con quienes se presentan como alternativa pero seguirán gobernando para los capitalistas y banqueros. Lo que impide esta unidad de los trabajadores es que gran parte de la izquierda que apoyó el plebiscito se subordina a la dirigencia del Frente Amplio y votará por candidatos que no apoyan el plebiscito o incluso lo atacan abiertamente.
Este gran avance obtenido con la campaña de firmas seguramente levantará la moral y la confianza de la clase obrera en sus propias fuerzas. Los militantes obreros y populares debemos abrir un debate superador de la política de conciliación de clases, de alianza con sectores burgueses supuestamente “progresistas”, y poner en pie un Frente de Trabajadores. En ese sentido milita el Partido de los Trabajadores, que integra la alianza “Unidad Popular – Frente de Trabajadores”.
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