Políticas

30 días de Lacalle: Un gobierno en la zona de riesgo

 

Lacalle Pou no pudo gozar de los cien días de gratificación que suele tener la administración entrante. Con un gabinete en pañales y diversos otros cargos sin asignar, rápidamente comenzó a mostrar los primeros traspiés ante el desafió proveniente del hemisferio norte del planeta. El esfuerzo de los funcionarios, empezando con el propio presidente, por mostrarse atentos e involucrados o, para decirlo en el argot de moda “preocupados y ocupados” llevó a la plana mayor del oficialismo a una cadena interminable de conferencias de prensa cada 24 horas, en los que se intercalan ministros y voceros. Así se fueron amontonando toda una batería de anuncios y resoluciones: cierre de fronteras con Argentina primero, y Brasil después; suspensión de clases en todos los niveles; pedidos al sector privado y público para la instrumentación del teletrabajo, cuarentena obligatoria para mayores de 65 años, duplicación de montos para beneficiarios de la tarjeta Mides, reparto de almuerzos para escolares previo empadronamiento de sus padres, internet gratis de la compañía estatal de comunicaciones, ampliación del horario de las ferias vecinales (donde los productos son sustancialmente más baratos que en las grandes superficies) de forma de evitar la aglomeración de personas. La opinión pública se fue enterando de este listado interminable que persigue tapar la condición inerme del gobierno con el barullo. Sucede que el teletrabajo tiene un alcance por demás menor. Esto en un país reputado como un adelantado en la región en lo que se denomina “gobierno digital”, la programación desde la niñez, los estándares y códigos abiertos, el gobierno centrado en las personas y demás charlatanería. La duplicación del monto de la Tarjeta Uruguay Social, implica casi una limosna, pues el monto promedio es de $3200 pesos, lo cual explica bastante bien que el ministro de esa cartera evitara una y otra vez responder cuánto dinero implicaba la “duplicación”, y se limitara a hablar globalmente de 22 millones de dólares para abarcar unas 87 mil tarjetas. Terminadas las cuentas, con suerte una madre con cuatro hijos puede arañar los diez mil pesos. El reparto de bandejas de alimentación por parte de las escuelas rápidamente colapsó, pues a los menores se sumaron las familias que ven cortados abruptamente sus ingresos como consecuencia del parate de la mayoría de la actividad económica.

Lavada de manos

La nota tragicómica pero que grafica la cosa la protagonizaron los ministros de salud pública e interior. Mientras el primero negaba que se hubiera llamado a la población a recluirse y hasta lo desaconsejaba, el segundo desplegaba patrulleros por todo el país reproduciendo por altavoces mensajes dirigidos a los pocos transeúntes con los que se cruzaban conminándolos a retirarse del espacio público. Salinas puntualizó que nunca habló de confinamiento sino de aglomeraciones, que unos cuantos minutos al aire libre no le hace mal a nadie (¡vaya!) y que “con espacio de más de dos metros entre personas que están saludables” se puede circular. Esta flojera de papeles, independientemente del debate sobre la efectividad de la cuarentena o no, pone en evidencia un empirismo desenfrenado de un gabinete compuesto por camarillas que desconfían unas de otras.

El sello distintivo de todo esto es la improvisación manifiesta que cuando se combina con la prédica de que finalmente esto es responsabilidad de cada uno, de no aglomerarse, la pericia para higienizarse o los procedimientos más correctos para usar un barbijo, se transforma en criminal. La presentación con bombos y platillos de una aplicación para celulares donde cada usuario se autodiagnostica, cuestionario mediante, es quizás la muestra más grosera del perfecto lavado de manos (¡una coincidencia si las hay!) de este conglomerado al mando del país.

En paralelo se discutía la necesidad de posponer las elecciones municipales previstas para mayo. En esto multicolores y frente amplio están de acuerdo, y ya se maneja una fecha tan distante para realizarlas como el mes de octubre.

En otro pliegue de la crisis hay que poner el aumento fabuloso de solicitudes de seguro de paro, por arriba de los 70 mil, lo cual constituye un aprieto por si sólo. Para finales de esta semana va a superar cómodo los cien mil. De estos la mayoría son pedidos de desvinculación temporaria, pero ya se registran despidos crecientes, destacándose el comercio y la hotelería, con la industria sin perderle pisada.

El segundo aire

El espectro político quedó eclipsado en lo que a sus partidos más importantes se trata. La incapacidad para dar una respuesta adecuada amenaza al gobierno con una muerte prematura. Esto no quiere decir su caída, vegetar también es una forma de existencia. En el frente amplio tomaron nota de esto y a tan sólo veinte días de entregar el gobierno ya se escuchaban llamados a la unidad nacional. Expresamente lo manifestó así Miranda (presidente del FA), “es hora de la concertación” dijo. Es decir que es una línea orgánica, con los inconvenientes que esto suele tener, sobre todo teniendo en cuenta la fragilidad congénita que ya manifiesta el aglomerado multicolor. Por nombrar algo, el pedido del mandamás de Cabildo Abierto -Manini Ríos- para dar marcha atrás con el tarifazo en los servicios que comienza a regir el 1 de abril, decidido la primera semana de marzo (antes que se conocieran los primeros casos de Coronavirus en nuestro país).

Donde ya se nota mejor esto es en el ámbito por el que Lacalle Pou ha querido mostrarse diferente a las administraciones frenteamplistas, la exposición permanente a la prensa de alcance nacional. En las interminables conferencias se fue exhibiendo la debilidad de una clase social con la brújula descompuesta. Cuando se informó sobre el recorte de salarios a los funcionarios públicos, la ministra de economía Arbeleche, hizo tal embrollo que los periodistas presentes se vieron obligados a repreguntar varias veces que salarios se iban a ver afectados y a cuantos trabajadores alcanzaba. La respuesta de cuanto se recaudaría por el tijeretazo a los ingresos en esa franja confirmó que la incapacitada no es sólo la ministra, sino que todo lo relacionado con el pomposo “fondo coronavirus” es un enorme chamuyo. Es que después de echarse a los funcionarios públicos en contra y manotearle una tajada simbólica a los sueldos obscenos de diputados e intendentes, los doce millones de dólares que se espera recaudar no llegaría a cubrir ni un 1% de lo que se necesitaría para capear el temporal. De dónde sale el resto? De endeudamiento y toma de crédito.

Consultado por los casos de femicidios registrados en las últimas horas en una conferencia de prensa acompañado por varios de sus ministros, pero donde llamativamente monopolizó el uso de la palabra, el presidente quedó en blanco. Ante la evidente sorpresa de la pregunta alcanzó a mascullar que eran efectos “colaterales” del confinamiento. La osadía del ignorante provocó un merecido repudio de las organizaciones de mujeres y hasta obligó a poner en primera línea a la vicepresidenta, que funge como una suerte de talismán de ocasión a la que se convoca para disimular la completa ausencia de salida a las violencias que se ejerce contra las mujeres en el seno del hogar y más en general. A los tumbos, ahogado ni bien comenzaba el partido, el gobierno no termina de agarrar su segundo aire. Previsor, el FA solicitó a Lacalle adelantar tres días la reunión que el presidente había fijado para este viernes. El resultado, resumió uno de los participantes: “le tendimos la mano” al gobierno. ¡Cuánta agua pasó bajo el puente en tan poco tiempo! Esta es la dinámica que se impone, deshace planes y provoca alineamientos tormentosos. Las peripecias no dan tregua y obligan a intervenir a todo el régimen político y sus instrumentos.

Al margen, pero no menor, hay que apuntar que esta fragilidad es registrada por todo el país frente a un periodismo condescendiente y de trato familiar. En otras palabras, la ausencia de una salida no se puede enmascarar con el blindaje mediático.

El efecto cacerola

Cuando los aplausos de las nueve de la noche para reconocer el trabajo de médicos y enfermeros se robaba las cámaras de TV, desde la periferia llegaba un murmullo que hizo arrugar la frente en todas las conducciones. Los caceroleos en las barriadas comenzaron por lo menos cuatro días antes que cualquier convocatoria oficial de la cúpula del PIT-CNT, cuya dirección no se alegró nada con esta iniciativa desde abajo. Cuando el aparato burocrático advirtió que la cosa era más que una lluvia de verano, y que esto va para largo, tomó como propia la protesta convocando a un ruidazo para el miércoles pasado. Consultado por si la convocatoria fijada a la misma hora en que se venían haciendo los aplausos no produciría confusión, Fernando Pereira reconoció que “fue un error” y que “no fue feliz”, fijarlo a esa hora. Inconcebible lamento de quien participa en todas las comedias diplomáticas junto a la burguesía y sus partidos. Los arribistas saboteaban desde el vamos la jornada haciendo concesiones formales sobre itinerarios que existen sólo en sus cabezas de burócratas, como si la clase obrera tuviera que sacar turno para estirar sus músculos entumecidos. Lejos de eso, vino a recordar que es un organismo vivo.

El asunto no es un detalle, tenemos una dirigencia que cabildea temerosa en los rincones, como quedó de manifiesto en el audio viralizado del dirigente de Sutel, Gabriel “Chifle” Molina, en el que elogia a Lacalle por la forma en que presento el recorte salarial a los funcionarios públicos (“realmente es muy inteligente lo que este hijo de mil putas hizo”). El reconocimiento soez es un bluf, es como afirmar que una bomba esta desactivada porque ha explotado. Para sumar pusilanimidad al bochorno el hombre termino pidiendo perdón. Aquí podemos dimensionar por que sigue en pie un tarifazo que ni siquiera cuenta con consenso en la coalición gobernante. Es que el Partido Nacional, que es la fracción que tiene en sus manos el timón de la económica, se conduce con la desvergüenza de quien sabe que no tiene enfrente más que a una casta frenadora, crecientemente desacreditada. Para los trabajadores la burocracia es un problema del mismo tamaño que el propio ajuste. Con esta gente a la cabeza la lucha por la subsistencia y contra la degradación va a la derrota. Se impone desembarazarse de ella.

Son lo mismo

Bastaron tres semanas de marzo para que la realidad impugnara la tesis de quienes llamaban al voto por el FA como una forma de “combatir” a la derecha neoliberal, salvaje y demás aderezos. En cierto modo, para dirigir hay que prever, de lo contrario sólo hay lugar para el seguidismo, en el mejor de los casos para marcar el paso.

El FA ahora pega un salto en calidad, de “oposición responsable” a muleta del gobierno. Quien señalaba a la izquierda que advirtió que el camino del apoyo al FA nos llevaría a un callejón sin salida debe ahora, con la misma atención con la que nos colgó el cartel de funcionales a la temida derecha, sacar las conclusiones políticas sin anteojeras. El frente amplio aborda esta crisis con los mismos métodos que cualquier gobierno del continente: preservar la ganancia de los capitalistas, a costa de la mayoría de los trabajadores. No importa los matices que puedan existir entre el “plan de contingencia integral” del FA y las medidas que viene implementado Lacalle, hay que barrer la hojarasca de los alquimistas y sus sortilegios. Permanecer en una actitud espectable, los coloca como pata izquierda y silenciosa de una mega coalición que nos lleva a la ruina. Ese barco se hunde irremediablemente.

Uruguay

Según los últimos datos, hay algo más de 300 casos – 41 recuperados. Un 90% de los afectados cursaron o cursan la enfermedad en sus domicilios. Hay que sumar una decena de internados en CTI y un muerto.  Se proyecta llegar a unas 800 muestras analizadas por día al final de la semana. Luego de esa cifra se ingresa en un cuello de botella, pues no hay suficiente personal para tomar las muestras, que requiere garantías y conocimiento. Los análisis, entonces, se pueden efectivizar solo sobre un número limitado de población. No aparece como opción hacer análisis a pacientes asintomáticos, como por ejemplo se hizo en Corea del Sur. Las estimaciones para proyectar escenarios son complejas, ya que el ratio de mortandad (en relación a los infectados) varia mucho. Sea como fuere, lo importante es garantizar un piso de condiciones para detener el espiral de miseria que se profundiza. Seguro el impase en la rutina de tiempos de paz se prolongue todo el mes de abril, previsiblemente mayo.

Hay que decretar un salario mínimo que cubra las media canasta familiar ($40.000) ya, sin restricciones para trabajadores registrados, en negro, cuentapropistas, unipersonales y jefas de hogar. Prohibir despidos. Reducción de jornada laboral, sin afectar el salario en las esferas esenciales, empezando por los servicios sanitarios y la alimentación. Suspensión de todos los impuestos, luz, agua, alquileres.

Basta de pagar la deuda y de endeudarnos, impuesto sobre las grandes fortunas para un verdadero fondo para combatir la pandemia, a costa de capitalistas y banqueros.

El Partido de los Trabajadores apoya toda forma de movilización y organización, como la que desarrollan los feriantes, los vendedores ambulantes en la intendencia, los trabajadores de las aplicaciones de transporte en la torre ejecutiva, los ruidasos convocados por los trabajadores del taxi, los caceroleos masivos de los barrios y las ollas populares. Así como las numerosas denuncias de los trabajadores de la salud que alertan sobre la falta de insumos y el multiempleo que campea en el sector, como también intentos de envíos al seguro de paro por parte de numerosas patronales del sector de la salud privada como denunciaron los trabajadores del SMI. El capitalismo y la salud se excluyen. La tarea es dirigir toda la fuerza del odio de la clase laboriosa contra la burguesía y sus lacayos que no hará otra cosa que acrecentarse en los sucesivos días, la amplitud de la lucha que hay por delante exige consignas justas y claras, enfilada a la capa más asfixiada de los explotados que ya se puso en movimiento valientemente y no a la opinión pública, crecientemente influenciada por la pequeñoburguesía acomodada y las burocracias de los aparatos enquistados en los sindicatos.

1 de abril de 2020

 

 

Camilo Márquez

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