Rafael Fernández
Apenas a cuatro meses de instalado, el gobierno de Vázquez aparece debilitado ante las contradicciones internas del Frente Amplio, la resistencia popular al ajustazo y la caída en las encuestas.
Muñoz quedó mal parada en la huelga de la educación, tanto por la declaración de la ‘esencialidad’ como en el paso atrás que debió dar el gobierno ante el desacato masivo de los docentes. Astori y Nin Novoa no quedaron mejor parados, luego de embanderarse con el TISA y ser desautorizados por el FA. Se trata de ministros sin respaldo en las urnas (el astorismo cayó estrepitosamente en las elecciones de octubre) y que generan grandes resistencias a nivel de la propia bancada oficialista.
Según encuestas recientes, la popularidad de Vázquez habría caído del 50% en junio a menos del 40% a fines de agosto (Búsqueda). Más allá de estos sondeos, la chiflatina al presidente en Florida en el acto del 25 de agosto fue una muestra de un cambio de humor popular, especialmente entre sus propios electores. La masividad del paro general del 6 de agosto, de un lado, y la profundidad de la huelga docente (y las movilizaciones multitudinarias en su apoyo), del otro, son los ingredientes fundamentales en este contexto. La crisis no se limita a las pugnas internas del Frente Amplio, sino que interviene un convidado de piedra que es el movimiento obrero a través de sus luchas.
Las cámaras patronales han colocado el grito en el cielo ante estas señales de debilidad del Ejecutivo. La reacción frente a la salida del TISA parece excesiva, tratándose de una negociación con dudosa implementación en el corto y mediano plazo. Lo que preocupa a los capitalistas es que el gobierno manifieste debilidad ante los sindicatos, en particular cuando está en debate el presupuesto y la negociación salarial.
Nin Novoa y Castillo
El decretazo de esencialidad no fue una medida improvisada. Había sido anunciada hace dos años por el presidente y su vice. Pretendía imponer un parate a la lucha sindical, y reconfigurar las relaciones del gobierno con el movimiento obrero. La señal de mano dura, a partir de una derrota ejemplarizante a los gremios docentes, apuntaba a un giro a la derecha para aplicar a fondo el ajustazo que exige el FMI.
Frente al decreto se abrió una crisis. En primer lugar, renunciaron los Consejeros electos por los docentes para la ANEP. El director de Trabajo del MTSS, Juan Castillo (PCU), debió anunciar una renuncia (diferida) si no se levantaba la esencialidad. El ex dirigente del PITCNT sabía la que se venía cuando aceptó el cargo: en enero había declarado que desalojaría un liceo ocupado si llegaba el caso, y “Ojalá, y ese es el papel que me compete a mi, no tenga que firmar ningún decreto de esencialidad. Eso supone que antes me gasté las suelas tratando de conversar con todas las partes para tratar de evitar ese conflicto” (Observador, 7/1). Ya frente al paro del 6 de agosto había mostrado su “papel”, cuando intentó negociar su levantamiento. La eventual renuncia de Castillo colocaba al Partido Comunista, uno de los principales impulsores de la candidatura de Vázquez, ante una crisis brutal, y exponía la completa bancarrota de su política de colaboración de clases. Poco después, fue Nin Novoa el que quedó desairado tras jugarse a defender la permanencia en el TISA. La derecha blanquicolorada ofreció al gobierno su apoyo para seguir adelante –en oposición a la resolución del Frente Amplio. El canciller llegó a declarar: “Me van a interpelar los que están de acuerdo conmigo”.
Mujica y el presupuesto
El ex presidente ha declarado que apoyará a Vázquez en el parlamento (donde el MPP tiene 30 de los 50 diputados del FA). “…la bancada tendrá que ajustarse a respaldar al gobierno. En las cosas fundamentales. ¿Porqué? Porque un país puede tener un gobierno bueno, malo o regular, pero lo peor es no tener gobierno. Y si una bancada como la mía, no entra a respaldar al gobierno, chau”.
Mujica se plantea la necesidad de disciplinar al FA para darle estabilidad a Vázquez, pero eso exige que juegue un rol activo para llevar adelante el ajuste fondomonetarista. En caso de cumplir esta tarea, le quita margen a sus aliados en el PITCNT y el PCU, que ya están atravesando una crisis.
Olesker , el ‘desleal’
Desde el astorismo y el ala ‘renovadora’ del PS se han lanzado duras críticas al ex ministro Olesker (vinculado al ala ‘garganista’ del PS), que hoy asesora al PITCNT. El economista había cuestionado el proyecto de Presupuesto, dado que no se alcanza el 6% del PBI para la enseñanza. El PITCNT planteó que se necesita aumentar la partida destinada a la educación, para lo cual propone aumentar impuestos a la renta de las empresas (IRAE) y a los sueldos más altos (IRPF), así como utilizar parte de las reservas del BCU. Olesker afirma que el gobierno enfrenta un ‘dilema’ para cumplir con el programa del FA en relación a la enseñanza: “yo entiendo que la bianualidad del proyecto [de Presupuesto] está basada en eso, en pensar que a mitad de periodo se pueda pensar en re
cursos adicionales”. Más probable es que Vázquez y Astori estén planteándose en 2017 profundizar el ajuste, seguramente no se proponen de ninguna manera aumentar impuestos a las empresas –no lo hicieron durante el boom a los exportadores de soja, carne o celulosa. Muñoz acusó a Olesker de ‘desleal’ y Alvaro García (que también integra el PS) dijo que ‘no es responsable’.
Olesker, que aparece como un referente del MPP, el PCU y el garganismo, no se plantea afectar el pago de la deuda externa, ni eliminar las exoneraciones y subsidios directos a las grandes empresas, ni mucho menos plantea transformaciones sociales (reforma agraria, nacionalización de la banca y del comercio exterior), levanta un programa completamente inviable en el marco de la crisis capitalista. Este bloque frenteamplista cree que es posible timonear esta crisis con medidas ‘contracíclicas’, mientras se caen los principales mercados de exportación (China, Brasil, EE.UU.) y se plantea la perspectiva de aumento de las tasas de interés.
Una salida obrera
El gobierno apunta a descargar la crisis sobre las espaldas de los trabajadores. La falta de cohesión del FA y de su bancada, le dificulta esta tarea. Será la propia crisis la que apurará los realineamientos políticos, a partir de la agudización de la lucha de clases. La propuesta de la ‘oposición’ blanquicolorada de apoyar al astorismo (no sólo en torno al TISA, en general en el ajustazo) llevaría a un cambio en la base del gobierno y a quebrar al propio FA. Por el otro lado, las iniciativas del ala ‘mujiquista’ ya están agotadas, como lo muestran la crisis de Venezuela, Ecuador, Argentina. Se acabó el margen que antes otorgaban los altos precios de las materias primas.
Frente al ajustazo del FMI, sólo es viable una alternativa obrera y socialista, a partir de la lucha por un gobierno de trabajadores. Por el no pago de la deuda externa y la estatización de la banca sin indemnización, por la nacionalización de la tierra (expropiación de los latifundios) y de la industria frigorífica, por la ocupación de toda empresa que cierre o despida exigiendo su estatización bajo gestión obrera, por el aumento general de salarios con un mínimo nacional establecido en $ 30.000. Que la crisis la paguen los capitalistas.