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El sindicato de los trabajadores de UTE realizó un informe analizando la estructura tarifaria (calificada como la “más injusta de la región”), de donde se saca la conclusión de que el peso de las tarifas de luz en los bolsillos de los trabajadores es diez veces mayor que en las empresas.
Es así como entonces, los costos de energía eléctrica representan un 0,39% de los ingresos de medianos y grandes consumidores mientras que es de un 4% en los ingresos de los trabajadores; es decir, se trata de un sistema que se sostiene sobre los hombros de los más desposeídos. Gabriel Soto, presidente de AUTE, aseguró también que a través de diversas reestructuraciones de las tarifas, en los últimos años el peso de la facturación al sector residencial aumentó en un 40% mientras disminuyó en el sector de los grandes consumidores. Por lo tanto, hay margen para una reestructuración tarifaria que lleve a disminuir las tarifas a los hogares en un 20-25% aumentando dichas tarifas para los grandes consumidores.
En otras palabras: las familias trabajadoras subsidian a las grandes empresas.
Esto demuestra varias cosas, en primer lugar, que lo que denunciamos de que los costos caen sobre los hombros de los trabajadores y no de los empresarios es algo real, y que el gobierno es consciente y cómplice de ello. En segundo lugar, que hay un claro margen para llevar las tarifas a precios populares aplicando aumentos progresivos sobre los grandes consumidores. Y en tercer lugar, que la organización sindical de los trabajadores puede y debe ser contralor de las instituciones y garante del acceso de los trabajadores a los servicios públicos a precios razonables.
Saludamos la iniciativa y apoyamos plenamente el justo reclamo de AUTE, que va de la mano con nuestra consigna: que paguen los capitalistas, no los trabajadores.