Trump y el impasse del gobierno

En el marco de una profunda caída de las exportaciones, hace algunas semanas Vázquez y su comitiva viajaban a China con el objetivo de fimar un TLC, que se pondría operativo en 2018. Encontró la negativa cerrada de Temer y la Federación Industrial de San Pablo, que serían afectadas por la competencia china. Temer se encontraba en tratativas para un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea y EEUU. La negativa de Macri fue más sutil, aunque clara ‘sin el acuerdo de Brasil’ no se firma. Al mismo tiempo, el gobierno buscaba entrar también en el Tratado Transpacífico, un acuerdo de EEUU y Japón contra China.

En el terreno de la política comercial, Trump impulsa una política de oposición a los tratados de libre comercio, mediante proteccionismo: aranceles que imponen barreras a la importación y una devaluación. Es una política contra China para ‘corregir’ el déficit fiscal y comercial, mediante una orientación de guerra financiera y arancelaria, que conlleva una creciente militarización. La aplicación de este programa, acelera el dislocamiento en curso del comercio mundial. El déficit fiscal norteamericano produjo durante un tiempo (2002-2008) un incremento de las exportaciones de china a EEUU y a otros mercados importantes; el superávit comercial chino sirvió para financiar el déficit norteamericano, mediante la compra de deuda de este país a través de la emisión de deuda pública china. De este modo, EEUU se endeudó como nunca en su historia, se estima que el servicio de intereses pasaría de 250 mil a 800 mil millones en 2025. La política proteccionista de Trump pone en jaque las exportaciones y el agravamiento de la crisis capitalista en China -que ha acentuado la saturación el mercado mundial de mercancías. En este cuadro, las consecuencias de una venta de la deuda norteamericana por parte de China colocaría a EEUU en default, con un alcance catastrófico para la economía mundial. En definitiva, la bancarrota capitalista ha cancelado la política de los acuerdos de libre comercio que promueve Vázquez.

La victoria de Trump, tiene otras consecuencias para los planes del gobierno. El presupuesto aprobado en 2015 lleva el endeudamiento nacional a cerca de 40.000 millones de dólares, cuyo pago se realiza mediante una ‘calesita financiera’, tomando deuda nueva para pagar los intereses de deuda que se vence -un recurso que lleva una década. Se trató de una especulación a gran escala, donde el capital financiero toma préstamos a tasa 0,25% en EEUU y compra deuda uruguaya que paga intereses cercanos al 10% o más. Trump señaló que elevará la tasa de interés en EEUU, cuya consecuencia es (en otras cuestiones) el desprendimiento de la deuda pública uruguaya, encarecimiento del crédito para tomar nueva deuda y una fuga de capitales -que proyecta una acelerada devaluación e inflación. El resultado es una creciente incapacidad para sostener el pago de los intereses de la deuda y la temida pérdida del ‘investment grade’. La política del gobierno está en un impasse brutal. Su única respuesta frente a la crisis mundial es el ajuste nacional de salarios y condiciones de vida.

El desenlace de estas contradicciones depende de la maduración política de la clase obrera en el marco de la crisis, es decir, de la construcción de una alternativa política de izquierda a la barbarie capitalista.

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Author: Nicolas Marrero