Los candidatos del ajuste comenzaron la carrera

Las campañas electorales de cara a junio y octubre de 2019 ya comenzaron para todos los partidos.

Mientras la danza de nombres comienza a ocupar los espacios en todos los medios, y cada uno pretende mostrarse distinto al otro, la Rendición de Cuentas entra al parlamento prácticamente sin prensa, pronta para ser aprobada por gobierno y oposición. El Pit-Cnt por su parte suspende el paro de julio considerando avances que no son tales en el proyecto de Rendición de Cuentas enviado por el ejecutivo al parlamento. Aísla la lucha de los docentes, amenaza a FeNaPES en la Mesa Representativa, y ‘sin hacer olas’ permitirá aprobar dicho proyecto.

Los Consejos de Salario, que ya arrancaron, continuarán en la línea de la Rendición de Cuentas, utilizando la división por ramas para mantener dividida a la clase trabajadora, y sin un mínimo planteo de unificación de las luchas por parte del Pit-Cnt. Ni siquiera las corrientes que se presentan como clasistas salen al cruce con un planteo que permita romper con las pautas del gobierno, y así avanzar en un plan de lucha que ponga a la clase obrera enfrentando el ajuste.

El precandidato del Partido Nacional Lacalle Pou asegura que no eliminará los Consejos de Salario. Esto supone un aval al carácter de control del movimiento obrero aplicado por el gobierno del Frente Amplio a través de esta herramienta, ya que mantiene la división de los trabajadores, y a su vez se reserva (y aplica constantemente) la potestad de votar conjuntamente con los capitalistas el ajuste a aplicarles. Pero también se presenta como un instrumento de regimentación de la lucha por salario, ya que sirve para poner techo a la negociación salarial.

Ante la crisis del capital -cada vez más profunda-, en la que crece el desempleo, el precio de la nafta, y por ende los precios en general, se mantienen bajos los precios de las commodities, caen las exportaciones y crece el déficit fiscal; la burguesía reclama profundizar el ajuste, el recorte del gasto público y el aumento de las exoneraciones a las empresas.

En los medios de la burguesía se preguntan a quién le sirve ganar las próximas elecciones. De acuerdo al panorama general, y la situación internacional, fundamentalmente Argentina y Brasil, quien gane las elecciones entre el Frente Amplio o la derecha tradicional, tendrá que ir más a fondo con el ajuste. Los capitalistas no quieren saber nada de aumentos salariales. La burocracia sindical por su parte ha hecho del recule y el ‘patear la pelota para adelante’ su principal rasgo en estas horas, por eso el paro del 22/8 tiene todas las características de la farsa: “si a los trabajadores les va bien, al país le va bien” vuelven a repetir los eclécticos desde la dirección del Pit-Cnt. Es un esfuerzo admirable por ocupar un lugar intermedio en la “disputa” entre el capital y el trabajo. Para que le vaya bien a los trabajadores a alguien le tiene que ir, al menos, un poco menos bien, por no decir mal. El eslogan, entonces, es pura chapucería, los Abdala y Pereira echan lastre para terminar firmando convenios al gusto patronal. Es que el gobierno es atacado de diversos frentes empresariales en relación al manejo de los conflictos laborales, lo que señala un viraje, al menos en parte, de un sector de la burguesía.

Es ilustrativo el intercambio ventilado por el diario El País entre Vázquez y Astori respecto a la situación de la fábrica de productos lácteos Pili de Paysandú: “Si no conseguimos un millón de dólares para solucionar esto, ¿para qué estamos gobernando?” lanzó el primero, “¡No hay plata! No hay de dónde sacar”, dijo el jefe del equipo económico frente a la atenta mirada del presidente Vázquez” (02/08). La presión de la crisis internacional obligó al gobierno a una ‘austeridad fiscal’ sin precedentes, ahora éste indica que algunos capitalistas deben quedar por el camino. Vázquez según la fuente, terminó la discusión con una orden, “el lunes tiene que estar solucionado”, “Marcó la cancha con mucha autoridad. Es el Vázquez del 2005″, expresa el informante. En realidad Vázquez ya está de salida, con una campaña electoral adelantada y con un candidato que sigue en el gabinete a pesar de haber pedido expresamente que si algún ministro aceptaba la carrera electoral debía hacerse a un lado. Las vicisitudes económicas minaron la capacidad de arbitraje político del presidente para contener la disputa por la sucesión. Astori sigue manteniendo el mando de la economía, pero visiblemente desgastado. Es que el millón de dólares que reclama el presidente servirá sólo para patearla para adelante. Pili está endeudada hasta el cuello y perdió uno de sus mercados más importantes (Venezuela). La incapacidad del gobierno para hacer frente al descalabro de la industria retrata las enormes limitaciones de una izquierda incapaz de tocarle un peso a la burguesía, porque la reestructuración del sector lechero implica reunir una enorme masa de capitales, que sólo puede salir de fuertes impuestos a los capitalistas. Lo dicho también vale para la salud, la educación y la vivienda.

La política del gobierno ha sido la de dosificar el ajuste a la clase trabajadora, controlando la suba de precios y buscando mantener el salario real. La emisión de bonos de deuda ha permitido el aire para aplicar dicha política, al tiempo que la deuda externa trepa a cifras extraordinarias. La imposibilidad de hacer frente a la crisis y de seguir siendo fieles pagadores al FMI, llevará a un aumento en el ritmo del ajuste. La reforma laboral en Brasil, así como la previsional en Argentina, y la militarización en ambos países, son muestras de lo que, de alguna manera, el gobierno que llegue al poder deberá aplicar.

En la primera semana del mes, la precandidata del Partido Nacional Verónica Alonso rompió la mediocridad de la que hacen gala los Lacalle y Martínez. La cara de la renovación blanca adelantó que es defensora de una reforma que lleve la edad de retiro a los 65 años. Lo ‘nuevo’ viene con viejas recetas para capear el temporal. El planteo viene a revelar, por si cabían dudas, que en lo sustancial oficialismo y oposición convergen, porque el padre del planteo no es la nacionalista sino el Ministro Astori. Con matices, esta línea es sostenida hasta por Constanza Moreira. Tenemos así, que las principales figuras de la paridad de género, le quieren ‘enchufar’ a las trabajadoras una prórroga para que las patronales les saquen mejor el jugo, a cambio, en el mejor de los casos, de una jubilación de hambre.

Ante este cuadro la clase obrera enfrentará dos variantes de la representación del capital, que se diferencian en cómo ir a fondo con el ataque a los trabajadores: si mediante un choque directo -PN- , o con un ajuste más profundo pero consensuado con la burocracia sindical -FA-.

Para enfrentar el aumento de las privatizaciones, la precarización laboral, el ataque a los salarios y jubilaciones, los trabajadores deben tener sus propios candidatos.

Vamos de lleno a una campaña electoral en donde el FA aparece huérfano de cohesión política, el principal partido opositor se mimetiza con los planteos de su rival, y donde todos los partidos con representación parlamentaria se confunden en la charlatanería modernizante.

Al mismo tiempo, hay que advertir que no se ha roto un prolongado período de bloqueo político de las masas, por eso el régimen puede darse el lujo, si cabe la expresión, de responder con la inercia. Como sea, la crisis acentuará el divorcio entre el poder político y esas masas. El horizonte regional e internacional es tormentoso.

Existe un vacío político entre los explotados que las fuerzas clasistas y luchadoras deben llenar, pero en una forma política concreta: construyendo un gran partido obrero.

El carácter derechista de los candidatos de los principales partidos, plantea un desafío y oportunidad para la izquierda.

Matías Arbizu – Camilo Márquez

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Author: Corresponsal