LO DE PLUNA ES MUCHO MÁS QUE UN VACIAMIENTO Y UNA ESTAFA

La caída de Lorenzo, o el agotamiento del modelo astorista

Rafael Fernández

La caída de Lorenzo  es un  hecho sintomático, por más que  haya sido sustituido por otro astorista, y todo parezca marchar como siempre. La renuncia del ministro de Economía, resultado del escandaloso final del  PLUNAgate, viene a graficar el agotamiento de la política astorista y del Frente Amplio en general.
El fracaso de la segunda privatización de Pluna es el fracaso de la política del supuesto “desarrollo” a partir de las inversiones extranjeras.
Para hacer atractivo el negocio a los ‘inversores privados’ vinculados al Scotiabank, el Estado se hizo cargo de una  deuda de 16 millones de dólares de Varig (el anterior socio mayoritario de Pluna tras la privatización de los ’90), puso 8 millones más para capitalizar la empresa, le entregó el 75% del paquete accionario a los privados, y salió de garantía –por otros 135 millones– en la compra de los aviones financiada precisamente por el Scotiabank. El grupo Scotia es el que fabrica los Bombardier, o sea que estuvo de ambos lados del mostrador, y se embolsó una ganancia inmediata ya que los vendió a un precio mucho mayor al del mercado. Campiani simplemente se llevó una tajada de ese negociado, seguramente la parte del león fue para el Scotia (hoy propietario del Nuevo Banco Comercial).
Si con todas estas ventajas Pluna igualmente cayó, no fue exclusivamente por una mala gestión. Esta bancarrota debe verse en el cuadro de la crisis capitalista mundial, en la cual se inscribe la crisis de las empresas aeronáuticas. El vaciamiento perpetrado
por Campiani –a quien Mujica y Astori le firmaron un contrato que lo deja impune frente a cualquier demanda– es sólo el final de la historia, un vaciamiento que se fue acelerando a medida que Pluna iba cayendo cada vez más en picada. La estafa incluyó el pago del combustible a Ancap con cheques diferidos, dejando un clavo de  casi 30 millones de dólares (al Banco República le dejaron
otro clavito similar). Desde el ministerio de Economía pedían a Ancap que siguiera dando crédito hasta que esto se hizo insostenible. Es cierto que Campiani estafó, pero fue con la colaboración directa del gobierno. El vaciamiento no tenía casi riesgos en la medida que el Estado era el último garante de las deudas privadas, y el acreedor de las deudas restantes.
Mujica y Astori quisieron vender el ferrocarril al mejor postor, intentando primero interesar a los capitalistas vinculados al negocio forestal, maderero y celulósico; luego salieron a buscar ‘inversores’ en Europa y China –sin hablar del estrepitoso fracaso del trucho “Tren de los Pueblos Libres”. Todo esto ha conducido a una gran nada.
Es que no existen capitalistas dispuestos a arriesgar un peso en una inversión a largo plazo en el marco de una crisis de alcances históricos. Para que aparezcan tendrían que apelar a similares ventajas y subsidios a los que aplicaron en Pluna, es decir, el Estado hacerse cargo de un enorme agujero para que el privado opere el negocio. El fracaso de la privatización del ferrocarril es otro efecto de la crisis capitalista, al igual que Pluna si se hace a un lado por un momento todo lo más anecdótico y escandaloso (como el
aval de Calloia y las negociaciones con López Mena).

Mega emprendimientos
Los Botnia-UPM, Montes del Plata, Aratirí, son la expresión más acabada de esta política frenteamplista de supuesto “desarrollo” a partir del ingreso de capitales.
El argumento ya se había utilizado para defender a Botnia como si se tratara de una cuestión de ‘soberanía’ (!) frente a Gualeguaychú. El negocio forestal y celulósico va viento en popa, pero no generó un peso para el país (UPM está instalada en una zona franca y no paga impuestos) ni tampoco se desarrolló una industria en torno a la mega pastera. Fray Bentos continúa siendo la ciudad con mayor desempleo del país. Pasada la etapa de la construcción de la planta, no dejó nada.
Mujica se arriesgó a empeorar las relaciones con Argentina al aumentar el tope de producción de UPM, ya que era la condición para que se instale otra pastera –esta vez en el departamento de Tacuarembó. Al igual que en el gobierno de Vázquez, Mujica determina su política frente al Mercosur a partir de los intereses de las multinacionales. Un Mercosur que está en una crisis terminal frente a la descomunal bancarrota del gobierno kirchnerista y las perspectivas de agudización de la crisis mundial capitalista.
Con Aratirí el gobierno se jugó a fondo, pese a la existencia de una importante oposición a nivel popular, lo que llevó a la oposición blanqui-colorada a tomar cierta distancia en forma demagógica. A la mega minera se le construirá un puerto de aguas profundas en Rocha y una planta regasifi cadora para proveerla de energía barata. Estas obras significan costos para el Estado, mientras que está previsto que durante los primeros 7 años Zamin Ferrous no pague un peso de impuestos (ya que los puede deducir de sus inversiones). Las estrechas relaciones del Frente Amplio con los Puntigliano y Cía., representantes locales de la multinacional, lo convierte en un representante político ideal de los capitales que vienen a explota los recursos naturales y a depredar el ambiente.

Mega crisis

La debacle económica de la vecina orilla debería hacer a los líderes frenteamplistas poner las barbas en remojo. Si lo hacen, es en el sentido de dar un giro aún más proimperialista. Tabaré Vázquez expresa el planteo de un giro hacia la derecha (y hacia el Norte)  cuando plantea tomar distancia del Mercosur, integrarse a la Alianza para el Pacífico y fijar “una agenda en común con Washington”. El futuro candidato del FA se encamina a romper con los gobiernos ‘bolivarianos’ y a estrechar relaciones carnales con los EE.UU. Esto lo sabe muy bien el PCU –que está en una completa bancarrota política al darle apoyo al ‘amigo de Bush’ y del Opus Dei– y también lo saben los partidarios de Constanza Moreira –que terminarán votando a Vázquez en octubre y avalando el giro hacia la derecha.

Vázquez –y su probable compañero de fórmula, Raúl Sendic (h)– han declarado que habría que imponer los “servicios esenciales” en la educación, para quebrar las huelgas. Es un mensaje hacia los grandes capitalistas que exigen ir a una mayor reducción del salario y del gasto público, como lo manifestaron a mediados del año pasado las cámaras patronales a través de un documento muy difundido y que fuera muy criticado por el PIT-CNT.

La encuesta publicada por Búsqueda, realizada entre empresarios y ejecutivos de grandes empresas, muestra que los capitalistas todavía prefieren al FA para realizar esta tarea: el 55% de los encuestados apoyó a Astori o a algún hombre de su entorno para ser el futuro ministro de Economía. Los capitalistas que reclaman más dureza con el movimiento obrero y tomar más distancia con el Mercosur (y en especial con Argentina) no le han soltado la mano aún a los Vázquez-Astori, pese al estrepitoso fracaso de Pluna, sino que los ven como los que mejor pueden dar el ‘giro hacia el Norte’. En este contexto, es poco probable que los Larrañaga y Bordaberry puedan remontar la diferencia que los separa de Vázquez.

Ya son muchos los analistas y economistas que pronostican una caída de la producción en China, y en particular una caída en la industria siderúrgica de ese país (con la consiguiente baja de la demanda y del precio del hierro). El nivel de endeudamiento de China (y en particular de sus gobiernos locales) es descomunal, y todo indica que marcha a pasos agigantados a una mega crisis financiera. Pero China era la que generaba el aparente ‘desacople’ de América Latina de la crisis mundial, por la vía de inflar las
materias primas (energía, minerales, alimentos) que exporta la región. Lo que comenzó en Argentina no es un fenómeno ‘local’ fruto de factores peculiares del vecino país: es la expresión más aguda de una crisis que sacude a toda América Latina y que se va a profundizar.

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Author: Rafael Fernández