Después del Ni una Menos, los desafíos del movimiento de la mujer

Nuevamente las mujeres tomamos las calles para manifestarnos contra la violencia que sufrimos cotidianamente, en una nueva movilización por Ni Una Menos. Si bien la convocatoria no adquirió la masividad que habían tenido las últimas movilizaciones del movimiento de mujeres, más de dos mil compañeras volvimos a tomar la principal avenida de Montevideo.

En la jornada de lucha, quedó de manifiesto que en nuestro país los feminicidios y la violencia hacia las mujeres son moneda corriente y en lo que va del año ya se registran 18 casos de mujeres asesinadas. El gobierno, por su parte, no ha adoptado ninguna política en prevención de los feminicidios, lejos de atacar las causas, las condiciones de maltrato y violencia hacia las mujeres, las autoridades han colocado el eje en la penalización, y junto a los partidos patronales han votado en el parlamento una ley de femicidio que se aplica cuando la mujer es asesinada.
El Plenario de Mujeres Trabajadoras se movilizó con una gran columna, que agitó toda la movilización con cánticos, bombo y redoblante, con la consigna de Ni una Menos el Estado es responsable. El PMT planteó la exigencia de una atención integral para las mujeres víctimas de violencia; por oficinas municipales de la mujer que atiendan las denuncias y actúen de inmediato con atención las 24 horas, casas refugio proporcionadas por el Estado, pero gestionadas de forma independiente por las mujeres. Un subsidio equivalente a la canasta familiar hasta que la mujer logre un empleo estable que le permita la independencia económica para mantener su casa y su familia.

Lo destacado de la movilización no fue tanto la convocatoria, sino el avance político en la proclama de la Coordinadora de Feminismos, que por primera vez colocó claramente la responsabilidad del Estado y sus diversas instituciones en la opresión que sufrimos las mujeres. La proclama, que fue difundida como volante, también señaló en particular el rol de las fuerzas represivas que fomentan la inseguridad y garantizan la impunidad de los violentos encajonando denuncias, amparando a los golpeadores. El señalamiento de la responsabilidad política del régimen político, y la independencia del movimiento de mujeres respecto al Estado, la Iglesia y los partidos del régimen son un elemento sustancial para avanzar en nuestras reivindicaciones. Es necesario avanzar en una plataforma reivindicativa y un plan de acción con movilización dirigida a los centros de poder político para conquistarla.

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Author: Lucía Siola