Crisis del Mercosur, dos vías muertas

Hace apenas cuatro años, el golpe derechista contra Lugo provocaba la expulsión de Paraguay del Mercosur, y la integración de Venezuela al bloque regional -con los votos de Brasil, Argentina y Uruguay. La derecha blanqui-colorada protestaba airada mientras Mujica afirmaba que “lo político está por encima de lo jurídico”.

La “integración latinoamericana” de los Lula-Rousseff, Chávez-Maduro, Kirchner-Cristina y Mujica-Tabaré, no condujo a ningún desarrollo industrial ni a la emancipación frente al imperialismo. La bancarrota de los PDVSA, PETROBRAS y ANCAP, utilizados para subsidiar a una burguesía “nacional” completamente parasitaria (capitalismo de amigos), demostró la inviabilidad de esa supuesta “vía de desarrollo”.

Cuatro años después, Temer y Macri aplicaron al Mercosur la máxima mujiquista, y expulsaron a Venezuela violando la normativa del acuerdo regional. Inventaron -con el aval de Tabaré Vázquez- el “club de países fundadores” para desafiliar a Maduro. La derecha blanqui-colorada ahora aplaudió pasar por arriba de lo “jurídico”.

El gobierno uruguayo le dio la espalda al chavismo porque se acabó la “plata dulce” del petróleo venezolano. La aproximación a los gobiernos derechistas de la región no abre sin embargo ninguna perspectiva.

Tabaré Vázquez y Nin Novoa, que se acercaron rápidamente a Macri y a Temer con la esperanza de que estos habilitarían a Uruguay a negociar en forma separada acuerdos con China, Europa, Estados Unidos o la “Alianza para el Pacífico”, están viendo naufragar rápidamente esas ilusiones. Ninguno de los dos gobiernos permitirá que Uruguay se convierta en una gran zona franca desde la cual el Mercosur se vea inundado de mercancías que compitan con la decaída industria regional.

La gira internacional del presidente Vázquez es una tentativa -condenada al fracaso- de abrir mercados a las exportaciones y de atraer inversiones, en un contexto de fuga de capitales de los llamados “mercados emergentes” y de creciente guerra comercial (¡Trump!). El fracaso de la “regasificadora” (que el Frente Amplio impulsó para beneficio de la también fracasada Aratirí) es un botón de muestra de la inviabilidad de esa política.

El Mercosur derechista no tiene mejores perspectivas que su antecesor “populista”. Macri produjo un incremento brutal de la deuda externa, disparó la inflación y los tarifazos, lo que no impidió una caída de la producción industrial y un aumento del desempleo. El gobierno de Brasil está inmerso en una crisis aún mayor: la mayor parte de sus referentes enjuiciada por corrupción.

Ni Maduro ni Temer expresan una vía de desarrollo. Son dos experiencias que demuestran la inviabilidad de un desarrollo latinoamericano en el marco capitalista.

Ni el Frente Amplio ni la falsa “oposición” de Lacalle-Larrañaga-Novick-Bordaberry, son una salida. Todos ellos impulsan un ajuste capitalista contra el pueblo trabajador.

La clase obrera debe constituirse en oposición a todos los ajustadores -de derecha o de centro-izquierda. Luchemos por un gobierno de trabajadores, y por la unidad socialista de América Latina.

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Author: Partido de los Trabajadores